Trabajar 4 días a la semana…¿Es posible en España?

En España, la media de horas trabajadas a la semana es de 36, pero, por ejemplo, Francia hace 25 años que introdujo la semana laboral de 35 horas. Suecia ha llegado a experimentar con la jornada de seis horas diarias y Dinamarca tiene una media de 29 horas de trabajo, la más baja de todos los países industrializados, según la OCDE. En organizaciones inglesas, en las que se ha implementado la jornada semanal reducida a cuatro días en vez de cinco, cerca de dos tercios (64%) de los jefes creían que había aumentado la productividad de su personal y la calidad del trabajo debido a una reducción de los días de baja por enfermedad y al aumento general del bienestar.

«Los beneficios de reducir la jornada son muchos: mejor calidad de vida para el trabajador, más ocio, conciliación personal y familiar, proyectos de pequeño emprendimiento y crecimiento del empleo gracias a la contratación de trabajadores para cubrir las horas que queden disponibles», afirma Antonio Fernández García, profesor de los Estudios de Derecho y Ciencia Política de la UOC

Pero, ¿es posible exportar la semana laboral de cuatro días a España? «Si los representantes de los trabajadores (sindicatos, comités de empresa) y los empresarios (patronales y grandes empresas) negocian el acuerdo de rebajar la jornada laboral establecida por ley», explica Fernández. Pero, alerta, en España no hay voluntad de hacerlo porque ahora mismo la normativa es muy flexible, el impacto podría ser bajo y los empresarios prefieren contratar a un trabajador por cuarenta horas que a dos durante veinte horas.

«España es un país muy dedicado al sector de los servicios, hay un alto nivel de presentismo en el lugar de trabajo (bares, hoteles, comercios, etc.), tiene niveles elevados de economía sumergida y trabajadores con una parte del salario vinculada a objetivos para cuyo cumplimiento se ven obligados a sobrepasar la jornada ordinaria», añade el profesor de la UOC.

Trabajar de sol a sol

Además, conseguir la jornada de ocho horas no ha sido un camino fácil. Los comienzos del trabajo asalariado durante la revolución industrial partían de la luz solar y la jornada laboral estaba determinada por los ciclos rotatorios terrestres, Más tarde, el desarrollo de la luz artificial lo revolucionó todo, hizo perder al sol su predominio sobre la organización del trabajo de los hombres y el «triunfo de las luces» hacía que las jornadas fueran interminables.

Ante este escenario, el movimiento obrero se centró en el ‘tiempo’ como elemento prioritario y en empezar a legislar en materia laboral», explica Fernández. «La jornada de trabajo sigue siendo hoy un elemento clave en la relación laboral asalariada, el tiempo durante el cual el trabajador presta el servicio al empresario», afirma Fernández. Limitar la jornada laboral fue un derecho conquistado y necesario. «Si no se limita, se vulneran derechos fundamentales de los trabajadores: el derecho a la integridad física, vinculado a la salud y la seguridad laboral, el derecho a la intimidad, el derecho a la educación, etc.», añade el profesor.F

Finalmente, el 1 de octubre de 1919 España se convirtió en el primer país de Europa que implantó una jornada laboral de ocho horas a raíz de la huelga en Barcelona qye duró 43 días y que fue impulsada por los trabajadores de la central eléctrica La Canadiense.

Desconexión digital

«La jornada laboral ha vivido dos evoluciones importantes a lo largo del tiempo», señala Fernández. Se ha ido reduciendo, tanto por las leyes creadas como por los acuerdos de los convenios colectivos entre trabajadores y empresarios (limitaciones de jornada, descansos obligatorios, limitación de horas extraordinarias), y se ha flexibilizado.

«La jornada de trabajo puede variar a lo largo del año, del mes o de la semana, y adaptarse a diferentes sectores con normativas específicas o establecidas por el empresario.» Pero el gran cambio ha sido la irrupción tecnológica de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC). «La tecnología siempre ha permitido alargar la jornada y aumentar la producción; en este sentido, las TIC no son una excepción, permiten que determinados empleados puedan trabajar fuera del puesto de trabajo y ser localizados para hacerles consultas o para encargarles más trabajo», explica Fernández.

Además, según un estudio de Edenred y de la consultoría Ipsos, el 65 % de los trabajadores españoles trabaja fuera del horario laboral, una cifra que asciende hasta el 90% en el caso de los directivos. «La conexión digital continua afecta la salud y vulnera la normativa porque se prestan servicios fuera del período de tiempo de la relación laboral», advierte Fernández.

En nuestro país, se han introducido reformas en el sector laboral en los últimos meses, como el decreto ley 8/2019, que incluye el registro de control de jornada y buscan imponer cierto control en los límites horarios de los trabajadores. «Es una buena medida si se hace bien, garantizando que el procedimiento de registro es ‘objetivo, fiable y accesible’», explica Fernández. Según la encuesta de población activa (EPA) del tercer trimestre, el número de horas extras cayó el 10,4 % a raíz del comienzo del control horario. Para el profesor, la norma española tiene lagunas y aspectos mejorables, pero lo que queda claro es que es una obligación que va más allá de la normativa española y que no se podrá derogar.

Fuente: www.abc.es

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