Los agentes económicos de Aragón piden más industria y formación acorde a las demandas de empleo

Las previsiones de crecimiento de la economía aragonesa para este año antes del verano estaban en el 6%. Meses después, ya entrado el otoño, la estimación se ha reducido dos puntos por esa «tormenta perfecta» causada por el aumento desatado de los precios de la luz y de las materias primas y por la crisis de suministros de componentes procedentes de países asiáticos, generada por el desajuste en el tráfico de mercancías internacional iniciado en los primeros meses de la pandemia.

La corrección a la baja del incremento del PIB regional de este año al 4% es de CEOE Aragón, pero el Servicio de Estudios del BBVA ha hecho lo propio al reducir su estimación al 4,7% mientras que los autores de los informes de coyuntura de la Fundación Basilio Paraíso e Ibercaja asumen que tendrán que recortar la del 5,6% que anunciaron en julio.

Ante este escenario, que no tiene visos de solucionarse a corto plazo a pesar de que la crisis sanitaria causada por la covid-19 ha remitido mucho en España gracias a la vacunación, representantes de los agentes económicos aragoneses reclaman un reenfoque y el fortalecimiento de la actividad industrial –incluida la recuperación de algunas actividades–, pero siendo conscientes de que hay otro problema importante que está lastrando la recuperación y el crecimiento: la falta de mano de obra. Destacados dirigentes del sector empresarial, de los sindicatos y del Gobierno aragonés llaman la atención sobre estas realidades en un encuentro organizado por este diario que se celebró el pasado jueves.

«Nadie en agosto pensaba que esta situación de desconcierto se iba a producir, de la crisis de la pandemia hemos pasado a una crisis económica con factores internacionales que no controlamos», apunta Jesús Arnau, director general de CEOE Aragón.

«En realidad no estamos creciendo sino recuperando lo que se perdió por la pandemia», agrega Javier Ferrer Dufol, presidente de la Federación de las Empresas del Metal de Zaragoza (FEMZ), en referencia a la caída de hasta el 9,6% del PIB aragonés sufrida por los efectos de la expansión del coronavirus. «Aragón ha sufrido menos en pandemia que otras comunidades por nuestra menor dependencia del turismo y porque la industria, salvo al principio con el parón de actividad, no le ha ido mal, pero ahora estamos ante otra crisis gordísima», añade.

«Estamos ante un problema de oferta, no de demanda«, recuerda por su parte José Juan Arcéiz, secretario general de Industria de UGT Aragón, una afirmación muy claramente demostrable con la situación de la planta de Opel en Figueruelas, del grupo Stellantis, que está produciendo menos no por falta de pedidos, sino por su incapacidad de sacar de sus cadenas de montaje más vehículos por los problemas de falta de componentes.

Ana Sánchez, su homóloga en CC. OO. Aragón, llama la atención sobre cosas bien hechas en pandemia como la aplicación masiva de expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE), «que ha protegido el empleo en el país», pero lamenta que el crecimiento que se esperaba después se haya visto lastrado «por algún factor interno, pero también otros externos». «Haber salido bien no debe acomodar a los gobiernos, y ante los últimos problemas de suministros el Ministerio de Industria no ha estado muy activo«, sostiene antes de recalcar que «no podemos esperar que Francia o Alemania nos resuelvan los problemas de relocalización de producción».

Recuperar industrias

Reindustrializar Europa es un mandato que aparece en varias ocasiones durante el foro. «La política de compra de las empresas va a cambiar, está cambiando ya, y eso requiere reindustrialización», afirma Javier Ferrer, que pide medidas «de todo tipo» para que se favorezcan políticas en ese sentido. «Hay una parte de industria que se ha perdido, pero recuperarla será difícil porque hay escasez de personal», señala por su parte María Domínguez, directora ejecutiva de la empresa aragonesa Equimodal, fabricante de contenedores marítimos de alta especialización. «Creceremos al 4% que no está mal, pero me preocupa que perdamos dos puntos del PIB«, indica asimismo la directiva, que recuerda también al decreciente protagonismo de Europa en la economía global. Los centros de decisión de la fabricación de microchips, reseña en ese sentido el presidente de la FEMZ, están en Estados Unidos en un 51%, en Asia en un 43% y en Europa en solo un 6%. La fabricación está casi en su totalidad en países asiáticos.

La escasez de personal a la que alude Domínguez aparece de modo recurrente a lo largo de la conversación. Para hacer frente a los retos que el nuevo escenario económico nos presenta hacen falta perfiles que no tenemos. Javier Ferrer habla de ocupaciones tradicionales como torneros o soldadores, pero no hay que olvidar que en el ámbito de las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) el grito de auxilio de las empresas que ahí trabajan no cesa. Faltan perfiles tecnológicos.

«A lo mejor no están incentivando algunas profesiones, conocemos empresas que pagan muy poco«, indica Ana Sánchez, que introduce así otro factor que ahonda en el problema de cierta mano de obra. «Impulsar ese cambio nos está costando», afirma en referencia a las negociaciones de convenios con empresas en el sector del metal.

Fuente: www.heraldo.es

Compartir en: