Las incógnitas del nuevo currículo escolar

El Ministerio de Educación quiere tener listos en septiembre los cuatro decretos que fijarán los aspectos básicos de los nuevos currículos de Educación Infantil, Primaria, ESO y Bachillerato, los que aplicarán el núcleo de la Lomloe a partir del curso 2022-23. Marcarán qué se aprende y cómo se aprende en el 50% o el 60% de las horas lectivas (según sean o no autonomías con lengua cooficial) y cómo se evalúan estas enseñanzas mínimas, las que corresponde fijar al Gobierno para todo el país. El resto del currículo, lo diseñarán las autonomías y los propios colegios e institutos.

Hoy, lo único seguro del diseño gubernamental es el marco del cuadro. La nueva escuela huirá de temarios enciclopédicos y memorísticos en favor de la adquisición de competencias y habilidades básicas para desenvolverse en la sociedad actual y centrará el aprendizaje en el conocimiento práctico, colaborativo y en la interrelación de materias.

De aquí a septiembre hay que pintar el lienzo. Fijar qué conocimientos son los mínimos para titularse en cada etapa, cómo se reparten las materias, cómo se enseñan y quién lo decide, o cómo se evalúan en cada momento. Antes de redactar los decretos el ministerio ha abierto un período de consultas con profesores, centros, padres, alumnos o expertos y con las autonomías para que le aconsejen qué opciones ven más adecuadas para ordenar los currículos.

Las primeras decisiones atañen a los contenidos. Hay qué elegir en qué curso de Primaria y en cuál de la ESO se impartirá la nueva asignatura de Educación en Valores Cívicos y Éticos. En Primaria las alternativas son 5º y 6º, pero el ministerio podría dejar que lo decida cada comunidad o incluso cada centro. En la ESO no. En secundaria decidirá el departamento de Isabel Celaá. Puede ir en cualquiera de los cuatro cursos o repartirse la materia en más de uno. Cuarto tiene altas posibilidades. En la ESO también hay que decidir en cuál de los tres primeros cursos se da Tecnología y Digitalización (o si se reparte) y en cuáles de los mismos tres años encajan mejor Plástica, Visual y Audiovisual y Música.

En Bachillerato todos darán Educación Física, Filosofía, Historia de la Filosofía (2º), Historia de España, Lengua y Literatura, y Lengua Extranjera. Luego, en cada tipo de Bachillerato -Ciencias y Tecnología, Humanidades y Ciencias Sociales, Artes, o General- habrá asignaturas de modalidad y alguna optativa. El ministerio baraja tres y cuatro materias de modalidad por curso, pero duda si fijarlas por completo, si dejar al alumno elegir de una lista, o si dejar elegir, pero con alguna obligada por curso. En esta etapa también hay otra duda, si mantener Artes como modalidad única o si permitir la antigua división en Artes Plásticas y Diseño o Música y Artes Escénicas. De igual manera, debe determinarse si a la hora de que los técnicos de FP o de Artes Plásticas se saquen el título de Bachiller solo se les exige aprobar las seis materias comunes o si, además, tendrán que superar alguna específica de su modalidad.

En lo referido a la evaluación hay al menos una incógnita notable. Celaá no ha decidido si para superar o no Primaria se usarán calificaciones cuantitativas (notas) o una evaluación de tipo cualitativo. Otra duda es si tanto al final de cada ciclo de Primaria (cada dos cursos) como en el ecuador de la ESO (el final de 2º), cuando el tutor debe hacer un informe del grado de adquisición de competencias del alumno, se le proporcionarán o no rúbricas con las que evaluar (elementos en los que definir los puntos fuertes o débiles) o si se deja al criterio de cada autonomía o cada centro.

Nueva selectividad

Cuando en 2024 salga la primera promoción del Bachillerato Lomloe debe tener una prueba de acceso a la universidad (EBAU) acorde a la reforma curricular. Entre los posibles cambios se barajan al menos tres, o una mezcla de ellos. Variar el tipo de examen e incluir, por ejemplo, pruebas orales y/o de tipo más práctico; combinar el modelo actual con un formato más competencial; o hacer borrón y cuenta nueva y establecer unas pruebas interdisciplinares (que mezclen materias) y con un enfoque marcadamente competencial.

Los decretos también deben mojarse con los métodos de enseñanza. El ministerio, que aboga por la interrelación de asignaturas y contenidos, tienen que decidir si la agrupación de materias para impartirlas por ámbitos de conocimiento será una práctica voluntaria u obligada y si es el ministerio quien lo decide o deja que lo haga cada autonomía o cada colegio o instituto. Una duda similar tiene con otras dos técnicas que quiere generalizar, la realización de proyectos relevantes para el alumnado y la resolución colaborativa de problemas. Debe decidir si fija un tiempo semanal, mensual o anual para estas enseñanzas o lo deja a criterio de los consejeros del ramo o de los claustros.

Fuente: www.heraldo.es

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