Educación elige a 142 directores para el próximo curso en Aragón por falta de candidatos

El Departamento de Educación ha tenido que elegir por procedimiento extraordinario a 142 directores de colegios e institutos para el próximo curso. La falta de candidatos es un problema que se repite año tras año y que desde las asociaciones de directores atribuyen a la falta de incentivos y de reconocimiento tras asumir un cargo de «muchísima responsabilidad» y una dedicación a tiempo completo. «Son muchísimas horas de trabajo, 24 horas al día los 7 días a las semana prácticamente», puntualiza Pilar García, presidenta de la Asociación de Directores y Directoras de Institutos de Educación Secundaria de Aragón (Adiaragón).

Según los datos facilitados por la Consejería de Educación, de cara a septiembre, el proceso de selección de directores ha afectado a 237 centros educativos de los 448 que hay en Aragón. De ellos, se han recibido candidaturas para un 40%, por lo que en el otro 60% (142) el puesto se ha designado a dedo. Hasta 74 son en el provincia de Zaragoza, 43 corresponden a la de Huesca y 25, a Teruel.

Estas cifras son ligeramente mejores a las registradas en los cursos anteriores, tal y como se recoge en el informe presentado recientemente por el Consejo Escolar de Aragón, en el que se detalla que durante los últimos cursos alrededor de un 50% de los directores renuevan en el cargo. Respecto a la otra mitad en la que hay que buscar un nuevo equipo directivo, incide, el porcentaje de candidatos ronda el 30%, siendo en los CRA y colegios donde menos voluntarios hay y en los institutos, donde más proporción de interesados se registra.

Es el cargo de mayor responsabilidad, pero no está reconocido lo suficiente, ni en sueldo ni en el desarrollo de la carrera profesional», apunta García, al tiempo que recuerda que están al cargo del edificio público, el personal del centro y también de todos los escolares que hay en él. «Hay que lidiar con las familias, la Administración y la burocracia», incide. Y reitera que los últimos años, con la pandemia, han sido mucho más complicados. «Estamos muy cansados y muchos terminan su mandato -son cuatro años- y prefieren no seguir», recalca. Desde su punto de vista, de continuar esta tónica, la falta de interesados se va a convertir en un «problemón», que también se refleja en las dificultades para intentar configurar el resto de miembros del equipo directivo.

«Es una labor muy compleja buscar compañeros que quieran adherirse a proyectos de dirección y enfrentarse a cada una de las realidades de los centros», apostilla Ricardo Civera, presidente de la Asociación de Equipos Directivos de Infantil y Primaria de Aragón (Aedipa).

Para ser director, los docentes tienen que presentar un proyecto propio, que en el caso de ser el seleccionado, se evalúa a los cuatro años. Y, tras dos mandatos, si se quiere continuar en el cargo, se debe presentar un nuevo proyecto. «Hay mucha gente que se desanima», especifica García.

Las retribuciones

Los incentivos económicos, apuntan ambos, tampoco ayudan a incrementar los voluntarios. «Son interesantes, pero insuficientes, especialmente, en primaria», reconoce García. En esta etapa educativa van de 149,21 a 639,79 euros mensuales; mientras que en secundaria oscilan entre 551,02 y 780,67, según la información recogida por Consejo Escolar. En el caso de los miembros del equipo directivo van de 149,10 a 264,98 en infantil y primaria, y de 248,99 a 399,01, en secundaria.

Estas cuantías parten de un acuerdo que data de 2009, aunque se ha ido actualizando conforme al salario base de los funcionarios. De hecho, desde entonces se ha incrementado un 10,7%, hasta las cifras anteriormente mencionadas. «Estamos hablando de un reconocimiento económico obsoleto», puntualiza Civera, quien recalca que la dedicación es absoluta.

Otra de sus críticas se centra en que un profesor que participa en el programa AUNA (amplía el tiempo de aprendizaje al alumnado vulnerable o que presenta algún tipo de dificultad) recibe un complemento de mayor cuantía (284,80 euros al mes durante los ocho meses de actividad) que el de determinados directores de infantil y primaria y todas las jefaturas de estudios y secretarias de esta etapa. Asimismo, es superior al complemento que perciben algunos miembros de equipos directivos de secundaria.

El reconocimiento profesional

El también director del centro El Espartidero, de Zaragoza, pone el foco en la falta de un reconocimiento profesional. «Hemos solicitado, como ocurre en el País Vasco, que Aragón regule la función directiva, poniendo en valor al equipo directivo y la figura del director», señala y recuerda que desde el Departamento de Educación se habían mostrado interesados. «Ahora habrá que ver si el nuevo Ejecutivo recoge este guante», reconoce ante el cambio político que se producirá la próxima semana.

En este sentido, Civera apuesta por un itinerario de formación específico para los equipos directivos, además de otras cuestiones.

Una carrera profesional y una mentoría como posibles mejoras

Articular un modelo de carrera profesional o incluir una mentoría son algunas de las propuestas de mejora que lanza el Consejo Escolar de Aragón en el reciente informe elaborado sobre la función directiva. Con la primera pretenden solventar la falta de «reconocimiento» o «valoración» de los profesionales, mientras que la segunda la consideran «esencial» para el «aprendizaje de los directivos noveles».

Asimismo, apuestan por incorporar en los grados y másteres contenidos específicos de liderazgo pedagógico, organización y gestión educativa, al tiempo que se desarrolla un modelo estable de liderazgo educativo en la Comunidad para «favorecer la incorporación de directivos capacitados y competentes que tengan como finalidad crear entornos favorables para el aprendizaje».

En su análisis también pone el foco en la necesidad de disponer de más medios personales, entre los que figura la posibilidad de que en los centros que no tengan auxiliar administrativo se pueda contratar efectivos con reducción horaria o con jornadas compartidas entre varios centros. Esta medida, unida a una menor carga burocrática, podría aligerar determinadas labores a las direcciones de los centros. Otro de los puntos que destaca es la necesidad de volver a negociar las cuantías percibidas y también la reducción de los tipos de centros, agrupándolos o unificándolos.

Fuente: www.heraldo.es

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