¿Cómo se aprende en un instituto sin libros?
Los alumnos del IES El Picarral de Zaragoza no llevan una mochila cargada de libros ni subrayan sus manuales. En clase se sientan en grupo y hacen trabajos conjuntos con la tablet. En casa ven en internet los vídeos que les cuelgan sus profesores. Este mes todo el centro cambia sus horarios y adapta sus clases para trabajar en un proyecto común. Es un instituto diferente, uno de los más innovadores de Aragón, el único en el que los libros de texto no tienen cabida (otros están en proceso de cambio y transformación digital).
«Apostamos por un cambio de mentalidad de profesores, alumnos y familias. Hay que entender la educación de manera diferente, más integral, más participativa. La idea de no llevar libros de texto es solo una parte de un proyecto global, basado en la inclusión, la participación del alumnado y sus familias, y la cooperación. Desde la creación del instituto decidimos que no íbamos a llevar libros de texto. Los alumnos usan medios digitales, trabajamos por proyectos y de forma cooperativa», explica el director Juan Pedro Serrano, con 29 años de experiencia docente. Antes de llegar al IES Picarral fue director del IES Cinco Villas, donde también promovió un proyecto innovador basado en el aprendizaje cooperativo.
«Es muy difícil cambiar la forma de trabajo de un centro entero, pero aquí teníamos la oportunidad de empezar desde cero. Llevamos tres años muy intensos, con mucho debate metodológico, y seguimos cambiando cosas. Aún estamos en la fase inicial, este es un proyecto a largo plazo», subraya Juan Pedro Serrano. El IES El Picarral comenzó en el curso 2016-17 para paliar la falta de plazas de Secundaria en la Margen Izquierda. Para ello la DGA aprovechó las instalaciones del antiguo colegio de San Felipe, que va reformando año a año. Familias y alumnos han criticado en distintos momentos las carencias del edificio y los retrasos de las obras. El centro tiene ahora 380 alumnos de 1º a 3º de la ESO, con tres itinerarios: no bilingüe, bilingüe inglés y bilingüe francés.
Los alumnos vienen de colegios de la zona, donde la mayoría ha estudiado Primaria con libros de texto y métodos convencionales. «Al principio fue un cambio muy grande. Nos tenemos que acostumbrar a trabajar de manera diferente. Cada uno traemos nuestra tablet. Usamos mucho la aplicación Classroom de Google. Los profesores cuelgan ahí materiales, pdfs para estudiar en casa, deberes o trabajos», afirma Álvaro Martínez, alumno de 2º de la ESO, de 13 años. De mayor le gustaría ser ingeniero informático de Apple.
El instituto da unas indicaciones sobre las características de la tablet y cada alumno compra la que quiere. Los modelos recomendados suelen rondar los 220 o 230 euros y su compra se incluye en las becas de material curricular. Además, el centro cuenta con un sistema de préstamo de tablets por si algún alumno no ha podido traer la suya o está estropeada. El trabajo en equipo es uno de los pilares del proyecto educativo del centro. Es habitual que en clase se sienten en grupos de tres o cuatro y los alumnos trabajen juntos para buscar información y preparar trabajos. «Tenemos que aprender a cooperar. Hacemos muchos trabajos en grupo, en clase y en casa. Compartimos la información y nos repartimos el trabajo. Al principio sorprende mucho el instituto. No es ni más fácil ni más difícil, es otra manera de aprender», señala Alba Durán, alumna de 3º, de 15 años.
Este trimestre, los alumnos de 1º están trabajando en un proyecto sobre el barrio, los de 2º sobre cultura audivisual y los de 3º sobre cultura urbana. El grupo de Alba está haciendo un trabajo en inglés sobre Banksy. «También tenemos exámenes normales escritos de desarrollo de preguntas», apunta Alba. Sobre su futuro, dice que aún no sabe qué quiere estudiar. «Este sistema nos exige más trabajo a los profesores, pero es muy gratificante. Al no llevar libros de texto tenemos que preparar nosotros todo el material. Tenemos que coordinarnos más los compañeros para diseñar los proyectos. Los alumnos tienen que investigar más por su cuenta, son más autónomos. Aprenden lo mismo pero de forma diferente. Y también leen y redactan como en otros institutos. El primero año vine como interina un poco escéptica, pero me gustó mucho y este curso pedí volver aquí«, explica Carmen Blasco, profesora de Lengua de 3º, funcionaria en prácticas tras aprobar la oposición el pasado verano.
El IES Picarral genera curiosidad y dudas. El instituto empezó el primer año con 120 alumnos de 1º de la ESO. Para el segundo año se dispararon las solicitudes (182) en el proceso de adscripción y hubo que hacer sorteo. En 2018 bajó la demanda de las familias (96) y este año ha vuelto a aumentar el número de solicitudes (114). «Las familias dudan: ¿los chavales van a aprender lo mismo? ¿alcanzarán el mismo nivel?, nos preguntan. Nuestra respuesta es que creemos que sí. Alcanzan el mismo nivel pero de una manera diferente. Y ganan más competencias digitales, más autonomía, más capacidad de trabajo en equipo», asegura el director. «Nos llaman familias de otras zonas que no están incluidas en el proceso de adscripción y quieren venir a nuestro centro», apunta.
Fuente: www.heraldo.es