Para sobrevivir a la sociedad digital, mezcla la formación online y presencial
La apuesta por la digitalización en las empresas, sea cual sea el sector al que pertenezcan, es necesaria para adaptarse a la sociedad en la que vivimos. La dificultad radica en encontrar el momento y la forma de hacerlo. Por ejemplo, hace 15 años, en el sector de la formación para empresas se afirmaba que aquellas empresas que no estuvieran 100% dedicadas al mundo de la educación online habrían desaparecido en cinco años.
Pero con el paso del tiempo la realidad fue que las compañías que apostaron intensamente por la formación online acabaron desapareciendo. Su problema es que habían cometido dos errores fundamentales, uno temporal y otro conceptual.
El primero fue que no supieron elegir su momento, porque no era verdad que el mercado estuviera entonces preparado para la formación e-learning. Ni la velocidad de la transferencia de datos, ni la universalidad de la conexión a internet, ni la potencia de los ordenadores, ni el hábito de formarse a través de una pantalla estaba instalado en los usuarios. Tampoco los programadores y diseñadores de formación sabían muy bien cómo hacer sus cursos realmente atractivos.
Por otro lado, el problema conceptual visto, con la experiencia del paso de los años, radica en el hecho de que, aunque la formación online ha demostrado ser tremendamente útil para la transmisión de conocimientos, no ha funcionado igual de bien para el desarrollo de competencias y el cambio de comportamiento. Para el entrenamiento de habilidades de dirección, comerciales o de comunicación, por ejemplo, sigue siendo mucho más efectiva, hasta el momento, la formación presencial en grupos reducidos.
Por ambos motivos, se puede afirmar que la tendencia clara es que la formación de profesionales se ha vuelto mixta, la que denominamos como blended. Y es la más efectiva. En ella se combinan metodologías presenciales y digitales como método para construir procesos de formación valiosos, que realmente favorezcan el cambio de comportamientos, la adquisición de conocimientos, el desarrollo de competencias y la generación de nuevos hábitos.
El avance de la tecnología en los últimos años nos ha situado en una posición en la que ahora sí estamos realmente en condiciones de crear programas de formación atractivos y útiles. A esta evolución de la formación digital se suman dos circunstancias: han bajado los costes de producción y se ha desarrollado una importante industria de creación de contenidos, pedagogos, diseñadores, expertos en redes sociales, administradores de bases de datos y expertos en e-learning.
Desde hace años destaca la importancia de crear campus online corporativos. Y aunque si comparamos los primeros que se crearon con las posibilidades de hoy, aquellas plataformas tan básicas ya eran realmente operativas y cumplieron el objetivo con el que fueron creadas. Más allá de la tecnología, se trataba de generar un hábito nuevo. Desde entonces hemos aprendido a diseñar, producir e implantar programas online de formación cada vez más efectivos.
Este aprendizaje también ha permitido desarrollar en los últimos años sistemas AVCT (Advanced Virtual Class Training) donde realmente estamos produciendo programas de televisión en directo donde los participantes, desde un dispositivo y conexión a internet, están asistiendo a explicaciones sobre productos y procesos propios de su empresa.
La flexibilidad y las posibilidades son enormes, porque el streaming se ha revelado como una poderosa y muy eficaz herramienta de comunicación. En una sesión de AVCT, se utilizan muchos elementos para generar el resultado de aprendizaje deseado. Se pueden lanzar vídeos producidos previamente, compartir explicaciones y recibir y contestar preguntas en tiempo real, proponer múltiples juegos de aprendizaje, utilizar encuestas y evaluar la eficacia. Y todo ello puede hacerse tanto en directo como en diferido para que el participante pueda verlo cuando tenga la posibilidad.
También crece el uso de microcontenidos en formato vídeo, utilizados como píldoras formativas de corta duración, que se van administrando en una determinada secuencia, de forma que los participantes en los programas de capacitación lo visualizan en sus móviles, lo que supone un gran avance y flexibilidad, especialmente en proyectos con equipos deslocalizados. Por este motivo, la formación online se apoya hoy mucho más en el vídeo de lo que se ha hecho antes.
Aunque esto no sea algo nuevo, puesto que aprender mediante vídeo ha existido desde la aparición de la televisión. La diferencia con nuestros días radica en que la producción de vídeos se ha democratizado y se pueden hacer programas excelentes con muchos menos recursos.
Fuente: www.elpais.com