¿Podemos conseguir el título B2 (First) de inglés sin asistir a clase?
Aunque sobre ellos pese la sombra de la titulitis, los certificados oficiales de inglés siguen siendo una herramienta útil: para estudiar fuera, para acreditar un determinado nivel ante una oferta de trabajo o, simplemente, como excusa para obligarse a aprender la que se ha convertido en la lengua franca. En España los certificados más utilizados, sobre todo en el ámbito laboral, son los que otorga Cambridge Assessment English, especialmente el First (B2, nivel intermedio) y el Advanced (C1, avanzado). Lo habitual es apuntarse a clases en una academia para sacar el título, pero la gran cantidad de recursos para aprender inglés que proliferan en Internet —y el precio de los cursos preparatorios, que pueden rondar los 300 o 400 euros— han abierto una vía para intentar preparar estos exámenes sin ir a clase.
Cinco millones de personas se examinan al año en todo el mundo de las pruebas de Cambridge, que miden las destrezas básicas a la hora de utilizar un idioma: leer, escuchar, escribir y hablar. La primera lección antes de enfrentarse a ellos es que familiarizarse con la estructura del examen y lo que se pide es casi tan importante como tener el nivel de inglés que se exige para cada título.
Tomemos como ejemplo el First, el examen más popular. Quien pretenda aprobarlo tiene que ser capaz, por ejemplo, de mantener una conversación fluida sobre diferentes temas, de expresar opiniones y dar razones para justificarlas, y de escribir textos sencillos. “Es el nivel del habla más natural”, explica David Bradshaw, Senior Assessment Services Manager de Cambridge Assessment English en España y Portugal. La prueba, que dura tres horas y media, está dividida en cuatro partes, que coinciden con las cuatro destrezas básicas en el uso de una lengua: reading and use of English (comprensión lectora y uso del inglés), writing (expresión escrita), listening (comprensión oral) y speaking (expresión oral).
¿Se puede aprobar el First sin la guía de un profesor? En Cambridge Assessment English aseguran que sí, aunque sus datos indican que quien va a clase tiene una clara ventaja y mejores resultados. Pero la decisión depende sobre todo de si ya se tiene el nivel requerido o de si es necesario subir de nivel antes de presentarse; en el segundo caso, lo realista es partir de un B1 y dedicarle 9 o 10 meses, un curso académico. “Lo importante es hacer el examen cuando sabes que estás preparado, tanto porque tienes el nivel como porque te has familiarizado con la estructura de la prueba”, señala Bradshaw. El experto cree que “hasta cierto punto” se puede alcanzar ese nivel de forma autónoma, “pero tienes que organizarte muy bien y tener contacto con una gama muy amplia de experiencias lingüísticas. Solo con ver series en inglés no lo vas a conseguir”.
Una motivación clara, disciplina para dedicarle horas de forma constante y una buena estrategia de estudio son fundamentales para aprobar el examen por libre. Luis Porras Wadley, director y preparador de los exámenes de Cambridge en la academia KSE, da tres claves: “Hay que dedicarle al menos cinco horas a la semana, mejor dosificadas en varios días. También es necesario recibir todo el estímulo posible de inglés: leer, escuchar y hablar en todas las situaciones posibles. Y tener una actitud activa, es decir, practicar de manera consciente, analizar y llevar un registro del progreso”.
Los libros —los oficiales de Cambridge y los de editoriales especializadas en la enseñanza del inglés— son la base de la preparación, tanto en las academias como si se decide ir por libre. Hay tres tipos: los generales (que cubren todo lo que se pide en el examen), los específicos para cada una de las destrezas que se evalúan y los que contienen ejemplos de exámenes anteriores para practicar. Pero el papel es insuficiente si se persigue el aprobado. Aquí una guía de pautas y recursos para preparar cada una de las partes del examen:
1. Reading and use of English
La primera parte de la prueba consta de 52 preguntas que miden, por una parte, el nivel de conocimiento de la gramática y vocabulario, con ejercicios de completar huecos vacíos con la palabra adecuada; y por otra, la comprensión lectora, con preguntas sobre textos de diferentes temáticas.
Para el reading es fundamental leer mucho y muy variado: periódicos, revistas, libros, blogs, informes… Luis Porras Wadley recomienda lecturas cortas porque “hay que analizar bien los textos que estás leyendo y comprenderlos perfectamente. Y debes hacerlo de manera consciente, no de forma pasiva”. La plataforma Scribd, un gran banco de prensa, libros y audiolibros, es un buen lugar en el que comenzar con esa dieta variada de lecturas.
En Internet hay también miles de herramientas para mejorar la gramática y el vocabulario. El British Council, por ejemplo, ofrece ejercicios similares a los del examen del First en su página LearnEnglish Teens, mientras que la propia Cambridge tiene una web de recursos gratuitos para los candidatos al examen, Cambridge para ti, donde también se puede practicar. Y la app de Prosperity Education FCE Academy incluye 1.000 ejercicios de use of English siguiendo el modelo del First y revisados por preparadores del examen (tiene un coste de 9,99 euros, aunque hay una versión con menos contenido gratuita).
2. Writing
El examen exige también demostrar que uno es capaz de escribir textos en diferentes formatos y registros. Para superar la prueba es necesario redactar dos piezas de entre 140 y 190 palabras cada una: un ensayo, obligatorio para todos, y un segundo texto, a elegir entre tres opciones que pueden ser un artículo, un email o carta formal o informal, un informe o una reseña. Los examinadores señalan que es fundamental ceñirse a la extensión que se exige, así como utilizar el tono y el registro apropiados para cada texto. “Hacer una lectura amplia ayuda mucho para ver modelos y estructuras que luego puedes utilizar en el writing”, señala David Bradshaw, de Cambridge.
El problema de preparar esta parte sin ir a clase es que, por mucho que uno practique escribiendo, si no hay nadie para corregir es imposible mejorar. Cambridge tiene activa una herramienta, Write and Improve, que permite practicar escribiendo los diferentes tipos de textos que se exigen en el examen. La plataforma los corrige de forma inmediata, con un software automatizado, e incluye sugerencias de mejora. No valora la adecuación del contenido a lo que se pide en el enunciado —uno de los cuatro aspectos, junto con la capacidad de comunicación, la organización del texto y el uso del lenguaje, que se evalúan en la prueba—, pero sí la estructura y las palabras utilizadas.
Internet ofrece otras opciones, como Lang-8 y Mixxer, comunidades a las que se pueden enviar textos para que después usuarios nativos los corrijan. El riesgo es que el modelo del examen de Cambridge es muy específico en lo que pide y en los formatos de redacción, por lo que puede que las correcciones (que, por otro lado, no vienen de profesores) no se adecúen a lo que buscan los examinadores.
3. Listening
Escuchar y saber captar tanto el mensaje general como los detalles de una conversación es otra de las habilidades que se exigen en el examen. La tercera parte de la prueba consiste en oír varios audios (tanto monólogos como conversaciones) y responder preguntas sobre lo que se ha escuchado.
Para preparar esta parte, el recurso más socorrido de ver series y películas ayuda, por supuesto, pero hay que complementarlo con otros tipos de audios, con diferentes situaciones, acentos, voces… Audiolibros, podcasts (como los de la BBC) y vídeos de YouTube, por ejemplo, pueden ser útiles, aunque lo más importante es escuchar un poco de inglés cada día. Luis Porras Wadley recomienda las charlas TED, en las que expertos dan conferencias sobre temas variados. Están disponibles en YouTube, por lo que tienen la ventaja de que se pueden descargar los subtítulos para también trabajar con el texto.
4. Speaking
Es la parte más corta, 14 minutos, pero también la que más miedos suele generar. Los candidatos tienen que conversar con un examinador y con un compañero en un formato que se divide en cuatro partes: un primer turno de preguntas con el examinador sobre cuestiones personales; una intervención larga de un minuto comentando dos fotografías; una conversación cara a cara en pareja con otro compañero en la que se pide debatir y llegar a una conclusión negociada sobre un tema en concreto; y finalmente un debate en profundidad también en pareja.
El speaking presenta los mismos problemas que el writing para quien se lo quiera preparar por su cuenta: sin nadie con quien practicar, es complicado mejorar. Los intercambios de idiomas para conversar cara a cara con nativos (también se organizan de forma virtual por Skype) o acudir a un profesor particular solo para hablar son las opciones más obvias. Aunque David Bradshaw advierte que, dado que en el examen se conversa con un examinador y con otro candidato, es necesario también practicar con alguien del mismo nivel: “Al hablar con un profesor o con un nativo, que tienen un nivel superior, te autolimitas porque ellos siempre van a dirigir la conversación”.
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Fuente: www.elpais.com